
Por Pepe Moncho

En 1831 Rossini visitó Madrid, acompañado de un amigo. Un caballero muy rico y religioso llamado Juan Varela se empeñó en que compusiera una obra religiosa para él. Rossini no estaba por la labor, pero, como era tan pelmazo, al final accedió, y le prometió un «Stabat Mater«. Pero como el compositor estaba en una fase abúlica y depresiva, compuso los seis primeros números y los otros seis se los encargó a un amigo y discípulo suyo: Giovanni Tadolini. Reunidas las doce piezas se las envió a Varela, con la condición de que se diera una única audición pública y después se la guardara para él. Y así fue, Varela hizo cantar el «Stabat Mater» y después, fiel a lo pactado, lo guardó entre sus posesiones más preciadas. Cuando murió este señor, sus sobrinos encontraron la obra y casi les da algo: ¡habían encontrado una obra inédita de Rossini! Se pusieron en contacto con una editorial de París, para publicarla. Pero Rossini se enteró y tomó medidas legales para que esto no ocurriera.
Una vez superada la modorra compositiva, él mismo compuso las seis piezas restantes y eliminó las de Tadolini. Sólo así permitió la edición de la obra, que se estrenó en París en 1842, constituyendo un sonado acontecimiento musical.
En la novela La Regenta, de Leopoldo Alas «Clarín», capítulo XXV y XXVI,se describe la audición de esta pieza en la catedral de Vetusta (Oviedo).
…»Pero la obra musical religiosa que tendrá un papel más decisivo en el desarrollo, y casi diríamos en el desenlace, de la novela es el Stabat Mater de Rossini, obra «espectacular», en expresión de Michel Hofmann12, del mismo modo que también será espectacular la reacción que su música va a producir en Ana Ozores: la decisión de desfilar como penitente el día de Viernes Santo. El efecto de esta composición rossiniana en la exacerbada imaginación de la Regenta queda patente en estos fragmentos de los capítulos 25 y 26: «Calló el P. Martínez y comenzó el órgano a decir de otro modo, y mucho mejor, lo mismo que había dicho el orador de lujo. El órgano parecía sentir más de corazón las penas de María… Ana pensó en María, en Rossini, en la primera vez que había oído, a los dieciocho años, en aquella misma Iglesia, el Stabat Mater… «
A continuación te dejo un soporte sonoro de la controvertida obra.
Espero que lo disfrutes!