Por Alejandra Rubio

Hoy, preparando la calabaza, he vuelto a mi infancia ,cuando en casa de mi querida Tatí, nos poníamos a preparar las calabazas que nos traía Ton cada temporada. Conforme se iban asando, la cocina se iba llenando de un aroma que te hacía asomarte cada poco al horno a comprobar si ya estaban terminadas para comértelas sin esperar ,si quiera, a que se enfriaran. Siempre me han gustado sus distintas formas y , sobre todo, sus gamas de colores que van de los anaranjados a los marrones pasando por los los distintos tonos de amarillo.

INDREDIENTES :
1- Una calabaza redonda 2- Azúcar a gusto
ELABORACION:
1- Cortamos la calabaza por la mitad a lo ancho, no en vertical 2- le quitamos las pipas que tenga y le hacemos dos o tres cortes en su carne 3- Espolvoreamos el azúcar que queramos o nada ya que la calabaza es dulce en sí misma, pero con azúcar está mejor 4- La metemos en el horno precalentado a 180 grados y la dejamos hasta que coja un color naranja oscuro , como caramelo , o , si al pinchar su carne vemos que está muy blandita y jugosa ( ¡Ojo! no dejar que se queme el azúcar que quede por encima)

¿Cómo una calabaza que parece tan «simple» y que muchas veces ha sido objeto de burla o para indicar algo negativo, cómo puede convertirse en un alimento tan nutritivo , sabroso y encima aromatizar toda la casa durante días?
¡¡Espero que la disfrutes!!